“Contamos con leche de muy buena calidad y esto juega un papel fundamental para que nuestro queso se destaque”

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Acompañado de galletitas, casabe, víveres, pan, dulce de guayaba y hasta solo, se degusta el queso de hoja en la República Dominicana.
Este tipo de quesos se ha convertido en el favorito de los dominicanos por su exquisito sabor y textura, a tal punto que no hay dominicano alguno que en uno de los paradores de la carretera no se haya detenido por un poco de esta delicia.
Aunque se produce en todas las regiones, las provincias del Este han logrado distinguirse, su queso de hoja se ha ganado la preferencia nacional. Y es la provincia La Altagracia el asiento de destacados productores artesanales. No es casualidad que la expresión «el quesito de Higüey» provoque el deseo irresistible por un trozo de esta exquisitez criolla
“En Higüey, hablar de queso de hoja es hablar de tradición. Forma parte de la presentación de esta provincia al igual que los dulces a base de leche”, así se manifestaron los distintos ganaderos, productores y consumidores de ese producto en esa ciudad.
Por ser una demarcación con grandes haciendas de ganadería, la alta producción de leche crea las condiciones adecuadas para la fabricación de productos lácteos
En La Altagracia hay más de 25 queserías que fabrican el queso de hoja, y aunque existen fábricas industriales, en su gran mayoría lo producen de manera artesanal.
Su producción sirve de sustento para aquellas comunidades donde se encuentran esas medianas y pequeñas empresas.
Este lácteo tiene sus secretos. No vale la improvisación. Se requiere materia de calidad. El procesamiento conlleva tiempo, tratar de saltarse los pasos podría arruinar el producto. Quienes lo elaboran son experimentados y cuidan cada detalle. El resultado es un producto de calidad, probado, que conquista cada día el gusto de la gente. Quien lo ha comido, lo hace parte de su ingesta cotidiana. Quien lo prueba por primera ocasión, queda «enganchado»
Un negocio de generaciones
Durante la visita de Acento a algunos de los productores del queso de hoja, se encontró como factor común: Los negocios surgieron como un proyecto familiar. Los padres enseñan a sus hijos y éstos al crecer se encargan de continuar el legado.
Es la historia de Quesería Andrea, ubicada en la sección de Santana, en Higüey, la cual cuenta con 60 años, según cuenta su propietario Enrique de Paula.
El negocio empezó con su padre, un hombre campesino que vio una oportunidad para su familia con la elaboración y venta de quesos de hoja.
Al morir, su hijo mayor quedó a cargo de la quesería, ampliando su capacidad de producción y manteniendo a la familia trabajando junto a él.
“Nosotros nacimos todos bajo este proceso, trabajando en la fábrica. Después que murió mi padre, yo principalmente me he hecho responsable de seguir la tradición. Es un negocio familiar. Esta familia depende de esto”, dijo.
Explicó que su pequeña fábrica distribuye su producto a 6 puntos comerciales de Higüey, entre ellos diferentes paradas de autobuses, supermercados y pequeños comercios en el barrio La Basílica.
En cuanto a la materia prima, De Paula explicó que la consiguen con los ganaderos de la zona.
“Nosotros no somos ganaderos, conseguimos la leche con los ganaderos de la zona. Compramos unos 1000 litros diarios y tiramos la producción diaria porque el producto lo vendemos fresco, no lo refrigeramos ni guardamos para mantener la calidad”, explicó.
