
Turismo desregulado encarece viviendas y afecta hotelería en RD, México y Puerto Rico
La ausencia de regulación sobre plataformas como Airbnb y Booking está generando un impacto creciente en países como República Dominicana, México y Puerto Rico: erosiona la competitividad del sector hotelero formal, dispara los precios de los alquileres y reduce la capacidad del Estado para financiar un turismo sostenible.
En República Dominicana, donde el turismo representa más del 13 % del PIB y emplea a cerca de 600,000 personas, el auge de los alojamientos turísticos informales ha sido calificado por el sector como una “competencia desleal”.
Mientras los hoteles cumplen con impuestos, licencias, inspecciones y normas sanitarias, miles de propiedades ofertadas en plataformas digitales operan al margen del fisco y sin estándares mínimos. Diario Libre estableció el 26 de junio pasado, “RD sigue sin control normativo” sobre estas plataformas.
España sanciona
La situación contrasta con países como España, que desde hace más de un lustro ha instaurado regulaciones claras, descentralizadas y fáciles de aplicar. Ayuntamientos como los de Barcelona, Madrid, Valencia o Palma de Mallorca han implementado registros obligatorios para viviendas turísticas, exigencia de licencias específicas, límites por zonas y sanciones en caso de incumplimiento.
Las plataformas están obligadas a mostrar el número de registro de cada alojamiento y a compartir información con las autoridades fiscales. Además, se impone una tributación equitativa, con tasas turísticas que refuerzan los presupuestos municipales destinados al mantenimiento urbano, transporte público e infraestructuras turísticas.
La clave del modelo español está en su sencillez: reglas claras, competencia leal y sistemas digitalizados de verificación. Esto ha permitido frenar la expansión descontrolada de los alquileres temporales y proteger el acceso a la vivienda de los residentes permanentes, sin sofocar la actividad turística.
En cambio, en zonas como el polígono central del Distrito Nacional, la falta de regulación ha generado un alza sostenida en los precios de alquiler. Familias y jóvenes profesionales han sido desplazados hacia barrios periféricos, donde todavía es posible pagar rentas sin competir con turistas internacionales.
En México, ciudades como Ciudad de México y Guadalajara -sede del Mundial 2026- enfrentan una crisis similar. En videos difundidos ayer por Diario Libre, residentes protestan contra la “gentrificación turística” y la reconversión de viviendas tradicionales en propiedades para visitantes. “Ya no se puede vivir en tu propia ciudad”, reclaman.
En Puerto Rico, medios como AFP y France24 recogen testimonios de personas desplazadas. Gloria Cuevas, de 68 años, perdió su casa centenaria cuando fue convertida en un Airbnb. “Es una guerra de clases“, afirma. “El colonialismo nos sofoca. Esto no es solo turismo, es despojo”.
Más allá del drama social, el fenómeno impacta también en la calidad del servicio turístico. La falta de vivienda asequible limita la contratación de personal esencial -limpieza, seguridad, mantenimiento- y debilita el sistema económico que sostiene el turismo organizado.
- Registro obligatorio y digital de alojamientos en plataformas.
- Licencias con límites por zonas, para proteger la vivienda residencial.
- Tributación proporcional al ingreso generado.
- Supervisión coordinada entre gobiernos locales y centrales.
- Planes de desarrollo turístico con enfoque comunitario y sostenible.
Fuente: Diario Libre.