No se desvaneció, no renunció a sus principios, no renegó a sus ideales. Era un inmenso ser humano, esencia de barrios populares, con la humildad y el orgullo de haber sido miembro de la Comparsa de los Indios de San Carlos.
El 15 de octubre de 1978, organizado por Gloria Guerrero, fue realizado en el Hotel Hispaniola, de la ciudad de Santo Domingo, un “Encuentro con el Merengue”, teniendo como panelistas al folklorista Fradique Lizardo, al poeta Manuel Rueda, al ensayista Juan José Ayuso, al sociólogo Dagoberto Tejeda y al artista Johnny Ventura, con palabras de clausura de Fredy Veras Goico”.
Eran tiempos compulsivos, de acaloradas discusiones, donde soplaban vientos de la tormenta musical de Félix del Rosario, Johnny Ventura y posteriormente de Wilfrido Vargas, donde se realizaba una ruptura con la herencia del merengue acompasado tradicional trujillista. Para algunos sectores este “nuevo” merengue de movimientos rápidos, era para muchos una distorsión, una profanación del merengue clásico dominicano.
En el fondo, ese era el tema central del debate en este encuentro sobre el merengue. Johnny era de los que estaba en el paredón de algunos de los panelistas y seguidores de esta tendencia. En una síntesis de su ponencia, ante un público lleno de expectativas, expresó: “Para 1961, cuando murió el dictador Trujillo, muchas personas recordaran que teníamos un merengue más o menos tradicional, aquel merengue suave monótono que ya empezaba a quedarse algo atrás a un pueblo que caminaba aprisa hacia su libertad y hacia un merengue que hacia su progreso, más que nada por la apertura de las fronteras del país a todas las corrientes modernas de política, del pensamiento, del arte del arte mayor y del arte popular.
Debe de recordarse, igualmente, que para los fines de los años cincuenta y principios de la década del sesenta, había surgido en Estados Unidos, y llegado a nuestro país, un movimiento de música que se diferenciaba absolutamente de los aires tradicionales de la música popular norteamericana. Las composiciones de Col Porter y el estilo de interpretación de Frank Sinatra habían sido sustituidos, en el gusto de toda aquella sociedad, por el nerviosismo y el estruendo de la música del “Rock and Roll” y por las interpretaciones de Elvis Presley, Bill Halley, etc.”